El Período Muromachi (1336 - 1573 d.C.): El Shogunato Ashikaga y la Era de los Conflictos Feudales

 El Período Muromachi, también conocido como el Período Ashikaga, abarcó desde 1336 hasta 1573 d.C. y fue una de las épocas más tumultuosas de la historia de Japón. Durante este tiempo, el país estuvo bajo el gobierno del Shogunato Ashikaga, que sucedió al Shogunato Kamakura después de una serie de conflictos entre clanes. Aunque el Shogunato Ashikaga logró establecer una cierta estabilidad al principio, su control sobre el país fue débil, y pronto el país cayó en un estado de guerras civiles continuas, conocido como el Período Sengoku o la era de los "reinos combatientes".

A pesar de los conflictos, el Período Muromachi también fue una era de gran florecimiento cultural, con el surgimiento de nuevas formas de arte, la consolidación del budismo Zen y el desarrollo de tradiciones que seguirían siendo influyentes durante siglos, como la ceremonia del té, el teatro Noh y los jardines Zen.

En esta publicación, exploraremos los orígenes y el desarrollo del Shogunato Ashikaga, el estallido del Período Sengoku, y las importantes contribuciones culturales de esta época convulsa.


Samuráis en el periodo Muromachi
Samuráis en el periodo Muromachi



El Establecimiento del Shogunato Ashikaga: El Surgimiento del Clan Ashikaga

El Período Muromachi comenzó en 1336 d.C., cuando Ashikaga Takauji, un líder militar que había sido leal al Emperador Go-Daigo, se rebeló contra él y estableció un nuevo shogunato en Kyoto. Este nuevo gobierno, conocido como el Shogunato Ashikaga, tomó su nombre de la residencia Muromachi del shogún en Kyoto, lo que da nombre a este período histórico.

El Shogunato Ashikaga fue diferente del anterior Shogunato Kamakura en varios aspectos. Mientras que el Kamakura tenía un control más descentralizado, el Shogunato Ashikaga intentó ejercer un mayor control sobre la nobleza y los clanes feudales. Sin embargo, el shogunato nunca logró consolidar completamente su poder, lo que resultó en una continua lucha por el control entre los clanes guerreros locales.

El Shogunato Ashikaga y la Corte Imperial del Norte y del Sur

Una de las primeras crisis a las que se enfrentó el Shogunato Ashikaga fue la existencia de dos cortes imperiales rivales: la Corte del Norte en Kyoto, apoyada por el shogunato, y la Corte del Sur, leal al depuesto Emperador Go-Daigo y con sede en Yoshino. Este conflicto, conocido como la Guerra Nanboku-chō (Guerra de las Cortes del Norte y del Sur), duró desde 1336 hasta 1392 d.C., cuando las dos cortes finalmente se reconciliaron y el emperador de la Corte del Norte fue reconocido como el legítimo gobernante de Japón.

Aunque el shogunato logró salir victorioso en este conflicto, la guerra debilitó significativamente su poder y creó las condiciones para los conflictos que seguirían.


La Guerra Nanboku-chō, que enfrentó a la Corte del Norte y la Corte del Sur durante el Período Muromachi.
La Guerra Nanboku-chō, que enfrentó a la Corte del Norte y la Corte del Sur durante el Período Muromachi.



El Surgimiento del Período Sengoku: La Era de los Reinos Combatientes

El Shogunato Ashikaga, aunque inicialmente exitoso en consolidar su poder, comenzó a perder autoridad en las provincias durante el siglo XV. Los clanes feudales, conocidos como daimyōs, comenzaron a actuar de manera más independiente, y muchos de ellos entraron en conflicto entre sí para expandir su territorio e influencia. Este período de guerra civil continua, conocido como el Período Sengoku (1467-1603), marcó una de las épocas más caóticas de la historia de Japón.

La Guerra Ōnin (1467 - 1477)

Uno de los eventos clave que marcó el comienzo del Período Sengoku fue la Guerra Ōnin (1467-1477 d.C.), un conflicto entre dos facciones dentro de la aristocracia, cada una apoyando a diferentes sucesores al trono del shogún Ashikaga Yoshimasa. Aunque la guerra comenzó como una disputa por la sucesión, rápidamente se convirtió en un conflicto entre varios clanes poderosos que buscaban consolidar su control sobre diferentes regiones de Japón.

La Guerra Ōnin dejó a Kyoto en ruinas y debilitó aún más la autoridad del Shogunato Ashikaga, que nunca volvió a tener el control total sobre el país. Con el shogunato debilitado, los daimyōs se vieron libres para gobernar sus dominios como señores independientes, y el país cayó en un estado de guerra constante.


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Los Daimyōs y los Clanes Guerreros en el Período Sengoku

El Período Sengoku estuvo dominado por los daimyōs, señores feudales que luchaban entre sí por el control del territorio y el poder. Algunos de los daimyōs más importantes de la época incluyen a Oda Nobunaga, Tokugawa Ieyasu y Toyotomi Hideyoshi, quienes jugarían un papel fundamental en la reunificación de Japón hacia el final del siglo XVI.

Los samuráis seguían siendo la clase guerrera dominante, y los conflictos entre clanes llevaron a la consolidación del poder en manos de unos pocos líderes militares importantes. Las alianzas y traiciones entre los daimyōs caracterizaron esta época, mientras el Shogunato Ashikaga se convertía en una figura simbólica sin poder real.



La Cultura del Período Muromachi: El Budismo Zen y el Arte Japonés

A pesar de los conflictos, el Período Muromachi fue también una era de florecimiento cultural, especialmente bajo la influencia del budismo Zen. Este período vio el desarrollo de algunas de las formas de arte más icónicas de Japón, que reflejan la profunda influencia espiritual y estética del Zen.

La Ceremonia del Té (Chanoyu)

Uno de los desarrollos culturales más importantes del Período Muromachi fue la formalización de la ceremonia del té o chanoyu, que se asocia estrechamente con el budismo Zen. Esta ceremonia, que enfatiza la simplicidad, la quietud y la contemplación, fue refinada por maestros del té como Murata Jukō. La ceremonia del té no solo era una práctica espiritual, sino también un reflejo del gusto estético de la época, con un enfoque en la sencillez y la armonía con la naturaleza.

Ceremonia del té japonesa, una práctica influenciada por el budismo Zen durante el Período Muromachi.
Ceremonia del té durante el Período Muromachi.


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El Teatro Noh

El teatro Noh, una forma de teatro dramático, también floreció durante el Período Muromachi. El Noh es una forma de arte minimalista que combina música, danza y actuación, con temas que suelen estar basados en leyendas, mitología y el budismo Zen. Zeami Motokiyo, un actor y dramaturgo del Período Muromachi, fue fundamental para el desarrollo del teatro Noh, y sus obras todavía se representan hoy en día.

El teatro Noh no solo era una forma de entretenimiento para la nobleza, sino también una herramienta educativa y espiritual, diseñada para enseñar los principios del Zen y la filosofía budista.

Los Jardines Zen

Los jardines Zen o karesansui también se desarrollaron durante el Período Muromachi. Estos jardines secos, que utilizan rocas, grava y arena en lugar de agua y plantas, están diseñados para promover la meditación y la contemplación. Los jardines Zen fueron creados en los templos y residencias aristocráticas, y su diseño minimalista y simbólico se convirtió en una de las formas más emblemáticas de arte japonés.


El Arte Zen: Jardines y Estética del Período Muromachi.
El Arte Zen: Jardines y Estética del Período Muromachi.



El Budismo Zen: Influencia Espiritual en la Sociedad y el Arte

El budismo Zen no solo fue una fuerza espiritual durante el Período Muromachi, sino también un factor crucial en el desarrollo de la cultura. Los monjes Zen eran figuras influyentes no solo en los aspectos religiosos, sino también como patrocinadores de las artes, escritores, y pensadores. Las enseñanzas del Zen sobre la simplicidad, la disciplina y la meditación fueron muy atractivas para los samuráis, quienes adoptaron estas prácticas para fortalecer su autocontrol y preparación para la guerra.

Los Templos Zen y la Arquitectura

Durante el Período Muromachi, se construyeron algunos de los templos Zen más importantes en Japón, como el Templo Ginkaku-ji (Pabellón de Plata) en Kyoto, encargado por el shogún Ashikaga Yoshimasa. Estos templos no solo eran lugares de culto, sino también centros de educación y cultura, donde se promovían las artes, la literatura y la filosofía.

La arquitectura Zen, caracterizada por su simplicidad y armonía con la naturaleza, influyó en la construcción de templos, casas de té y jardines. Esta estética se centraba en el minimalismo y en la conexión espiritual entre el ser humano y el entorno natural.

El Templo Ginkaku-ji (Pabellón de Plata) en Kyoto, un ejemplo destacado de la arquitectura Zen en el Período Muromachi.
Vista del Templo Ginkaku-ji (Pabellón de Plata) en Kyoto.



El Declive del Shogunato Ashikaga: El Camino hacia la Unificación de Japón

Hacia finales del Período Muromachi, el Shogunato Ashikaga se encontraba en un estado de debilidad extrema. Los conflictos entre los daimyōs durante el Período Sengoku continuaron, y la autoridad del shogún se había reducido a un poder meramente simbólico. A medida que los clanes guerreros competían por el control del país, surgieron líderes que eventualmente llevarían a la unificación de Japón.

Oda Nobunaga y el Fin del Shogunato Ashikaga

Uno de los personajes clave que emergió en este contexto fue Oda Nobunaga, un daimyō que emprendió una campaña para consolidar el poder en Japón. En 1573 d.C., Oda Nobunaga logró derrocar al último shogún Ashikaga, Ashikaga Yoshiaki, poniendo fin oficialmente al Shogunato Ashikaga y al Período Muromachi.

Nobunaga continuaría su misión de unificar Japón, y aunque fue asesinado antes de completar su objetivo, su legado fue continuado por Toyotomi Hideyoshi y, finalmente, por Tokugawa Ieyasu, quien establecería el Shogunato Tokugawa en 1603, dando inicio al Período Edo.

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Conclusión: El Legado del Período Muromachi

El Período Muromachi fue una época de extremos: un período de conflicto y fragmentación política, pero también de un florecimiento cultural sin precedentes. Aunque el Shogunato Ashikaga no pudo mantener un control estable sobre el país, las influencias culturales de este período, especialmente el budismo Zen, el arte y las tradiciones estéticas, dejaron un legado duradero en la historia de Japón.

El Período Sengoku y las guerras entre los clanes feudales llevaron a la eventual unificación de Japón bajo un gobierno militar centralizado, marcando el fin de una era de caos y el comienzo de una nueva estabilidad bajo el Shogunato Tokugawa. A pesar del caos político, los logros artísticos y espirituales del Período Muromachi siguen siendo una parte esencial de la identidad cultural japonesa.


ありがとう (Arigatou) por acompañarnos en este viaje por el Período Muromachi, una era que demostró cómo el arte y la cultura pueden florecer incluso en tiempos de conflicto.

Fran Sensei

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